Cómo cambia tu vida cuando destierras de ella la palabra «pero»

«Suelta lo que pesa. Ama lo que tienes. Agradece lo que llega.»

Aquellos que practicamos el coaching ontológico somos muy conscientes del poder del lenguaje a la hora de generar realidad. Las palabras no son inocentes, dan forma a nuestros pensamientos y a diferentes interpretaciones de la realidad, limitándonos o posibilitándonos en la creación de nuestro futuro. Desterrar algunas de ellas de nuestros relatos nos puede ayudar a cambiar nuestra vida.

Los peros

La palabra pero es una conjunción adversativa que sirve para contraponer a un concepto otro diverso o ampliativo del anterior. Por lo general, tras un pero encontramos una matización contraria, ya sea en lo positivo o en lo negativo. Me explico con un ejemplo: «el vaso tiene agua, pero no está lleno» o «el vaso no está lleno, pero tiene agua».

En ambos casos, la conjunción pero separa un concepto observado desde la abundancia (lo que tengo), del mismo observado desde la escasez (lo que me falta). De una u otra manera, cuando utilizamos el «pero» estamos generando dos opciones excluyentes: o pongo foco en el espacio vacío, o lo pongo en el agua. 

Daniel Roth, en su libro «El Hábito del Logro«, nos propone sustituir el pero por un y, la conjunción que incluye por la que excluye. De este modo ampliamos nuestra mirada y damos espacio a una realidad mucho más objetiva y posibilitadora. Ponemos foco en la abundancia y utilizamos la escasez como estímulo para accionar en aras de nuestro desarrollo.

Lo que tengo o lo que me falta

Algunas personas tienen la tendencia a poner el acento más en lo que les falta que en lo que tienen, lo cual les produce una insatisfacción constante. Cuando alcanzan algo, vuelven a pensar en lo que no tienen, y no disfrutan de todo lo anteriormente logrado. Está bien, y es necesario, tener aspiraciones, siempre que no se traduzcan en obsesión, frustración o insatisfacción.

En ocasiones, nos resulta más sencillo instalarnos en la queja o buscar culpables por lo que nos falta, que hacernos responsables y esforzarnos por conseguirlo. Además, la sociedad actual de consumo nos empuja a poner más peso en aquello que no tenemos, dirigiendo nuestro foco hacia lo negativo y normalizando lo positivo, restándole valor. Esto es lo que en psicología se conoce como «sesgo negativo».

Sin embargo, podemos elegir mirar desde la abundancia, desde lo que sí tengo. Ésta es una mirada hacia la oportunidad, donde haciéndote consciente de tus recursos (de tus síes), podrás utilizarlos para ser fiel con tu compromiso de mejora y crecimiento.

Te invito a desterrar el pero que resta, y abrazar esa otra actitud que suma, que genera confianza y autoestima y que te conecta con la gratitud, la generosidad, la alegría y la curiosidad. Puedes cambiar tu vida.

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El perdón que te libera

«El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor y tenemos en paz el alma». Madre Teresa de Calcuta.

A lo largo de nuestras vidas, en más ocasiones de las que nos gustaría, encontramos situaciones y personas que, con su comportamiento, nos causan dolor. Este sentimiento es una reacción natural, inevitable y que se va mitigando poco a poco. Sin embargo, el sufrimiento es una creación originada por nuestros pensamientos, por la interpretación que hacemos de lo que ocurrió. Lo peor es que puede prolongarse en el tiempo, enquistarse y causarnos mucho daño.

Estos relatos que se generan a partir de nuestro dolor, normalmente se asocian a la persona o circunstancia que lo generó, o a nosotros mismos si interpretamos que somos responsables de él. Y es así como creamos vínculos que producen sufrimiento, alimentándolos con emociones como la rabia, la tristeza, el miedo… y con comportamientos como el victimismo, la venganza, el rencor, la culpa… 

La esclavitud del rencor

Cuando el origen del dolor es el comportamiento de otra persona, o de las propias circunstancias de la vida, a veces adversas, podemos caer en el victimismo: nos sentimos injustamente tratados y necesitamos una compensación, en forma de reparación o en forma de venganza… aparece el rencor. Este sentimiento tan destructivo genera un fuerte vínculo con el origen del dolor, nos ata a él y es la causa del sufrimiento prolongado.

Cuando vivimos en el rencor y no somos capaces de alejar de nuestros pensamientos estas conversaciones, nos convertimos en esclavos resentidos, llenos de ira, de sed de venganza… y a la vez débiles,  impotentes e incapaces de acabar con el sufrimiento.

La esclavitud de la culpa

Por otra parte, si consideramos que el dolor tiene como causa nuestro propio e inadecuado comportamiento, aparece el no menos destructivo sentimiento de culpa. Cuestionamos no sólo nuestro «hacer», sino también nuestro «ser» y dejamos de aceptarnos provocando un intenso malestar.

Desde la culpa, distorsionamos la realidad, llenamos nuestra mente de pensamientos negativos y desarrollamos una imagen de nosotros mismos que comporta un tremendo desgaste de nuestra autoestima. Desde esta posición también generamos un fuerte vínculo con la causa del dolor y un sufrimiento permanente.

La libertad del perdón

Sea de una o de otra manera, instalados en el rencor o instalados en la culpa, hemos cedido el control de nuestras emociones a algo o alguien. En este caso, nuestras posibilidades de acción se limitan y el sufrimiento permanece… ¿qué hacer entonces?

Tomar la decisión de perdonar: romper las cadenas que nos atan al sufrimiento, cortar los vínculos que creamos con la causa del dolor, esté fuera o dentro de nosotros, y recuperar el control de nuestras emociones. ¿Cómo?

    • Asume que a lo largo de tu vida te cruzarás con personas y situaciones que pueden generarte dolor, del mismo modo que también encontrarás placer. Ambos son parte de tu existencia.
    • Cuida tus pensamientos, abre la puerta a diferentes interpretaciones y juicios de lo que experimentas. No puedes cambiar la realidad, pero sí la forma en que la vives.
    • Analiza las adversidades por las que pases, para darles sentido y extraer de ellas el aprendizaje que siempre las acompaña.
    • Perdona por ti, no por los demás, corta el vínculo que te ata a aquello que te hizo daño y te sentirás libre y en paz.

Explora en tu interior y busca si aún existen ataduras que te hacen sufrir… perdona y recupera tu paz, tu equilibrio y tu armonía.

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Vulnerabilidad… debilidad o fortaleza?

«La más peligrosa de todas las debilidades es el temor a parecer débil». Jacques Benigne Bossuet.

Vulnerabilidad, una capacidad con mala prensa que, generalmente, la gente asocia con la debilidad. Mostrar mis carencias… ¿me colocará en una situación de inferioridad respecto a los demás? O, por el contrario, ¿podría ser una fortaleza? Mostrarnos vulnerables… ¿puede ofrecernos ventajas en nuestras relaciones con los demás? 

Muchas personas, entienden la vulnerabilidad como una puerta abierta a sus puntos débiles, a través de la cual los demás, intencionadamente o no, pueden herirles. Es por ello por lo que tienden a no mostrarse vulnerables, a ocultar sus carencias con la esperanza de ofrecer a los demás la imagen que creen esperan ver: un ser perfecto.

Pero los seres humanos no somos perfectos, nos equivocamos, cometemos errores a menudo y la vulnerabilidad es parte de nuestra naturaleza. De hecho, son nuestros errores los que nos muestran qué nos falta, los que nos dan la oportunidad de aprender y de desarrollarnos. Obviarlos o esconderlos nos priva de una importante oportunidad de mejora.

Convivir con el error de esta manera, conduce a la frustración, a buscar excusas y depositar la responsabilidad fuera de nosotros. Así, nuestra capacidad de acción se limita y la posibilidad de modificar nuestro comportamiento desaparece, perpetuando nuestras carencias.

En nuestra relación con los demás, la ausencia de vulnerabilidad nos resta autenticidad. Deja de existir coherencia entre lo que sentimos, decimos y hacemos… nuestras palabras, nuestras emociones o nuestra corporalidad provocarán que nuestro mensaje genere desconfianza. Pareceremos arrogantes, prepotentes y lejanos.

De otro modo, cuando aceptas y vives con naturalidad tus carencias, la vulnerabilidad se convierte en una importante fortaleza, para ti mismo y en tus relaciones. Esta actitud te permite adaptarte a la realidad y vivir el error como una oportunidad de crecimiento. Desaparece el miedo a pedir ayuda, a las críticas y a abrirte a los demás.

Hacerte consciente de tus limitaciones te ofrece la oportunidad de aprender lo necesario para la eliminarlas, de pedir ayuda a los demás, de aprovechar su experiencia y conocimientos para desarrollar nuevas habilidades. Declararte vulnerable te muestra más humano, compartir tus dificultades demuestra tu honestidad y comportarte con autenticidad genera proximidad, empatía y confianza.

Tú decides: vivir la vulnerabilidad como una debilidad que te minimiza o aprovecharla como una poderosa fortaleza que te engrandece y te hace avanzar.

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Cómo cambiar tu vida a través del coaching

«En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe». Eric Hoffer.

Nadie imaginábamos, a principios de este año 2020, que fuésemos a vivir una situación tan compleja como la actual. El Covid-19 ha cambiado nuestras vidas y la forma de relacionarnos con el mundo y, en muchos casos, ha supuesto una convulsión económica, profesional y personal.

Estos cambios han venido para quedarse, y si no eres capaz de adaptarte a ellos quedarás atrapado por la frustración y el desánimo. Sin embargo, si vives esta situación como una oportunidad para reprogramar tus creencias, tus juicios y tus relatos, estarás preparándote para tener éxito en un mundo cambiante.

Desde esta posición potenciarás tus capacidades, alcanzarás tus retos y satisfarás tus necesidades. El coaching es una disciplina que tiene como objetivo facilitarte este desarrollo personal para que diseñes y construyas tu futuro.

¿Qué es coaching?

El coaching es un proceso que tiene como objetivo encontrar nuevas formas de interpretar tu realidad, para obtener un aprendizaje que te transforme y posibilite acciones diferentes dirigidas a conseguir resultados extraordinarios.

En un proceso de coaching, el coach te acompañará para que puedas:

    • definir tus retos, y que sean específicos, medibles en el tiempo, alcanzables y retadores.
    • identificar las creencias, juicios y sentimientos limitantes, para sustituirlos por otros que te posibiliten.
    • obtener un aprendizaje que te transforme y te permita nuevos comportamientos para satisfacer tus necesidades.
    • diseñar un plan de acción que consolide estos cambios y te conduzca a alcanzar tus metas personales o profesionales.

Todo ello en un ambiente de colaboración, co-creativo, empático y de absoluta confidencialidad.

¿Qué beneficios obtendrás en un proceso de coaching?

La pandemia nos está afectando en todos los ámbitos de la vida: personal, profesional, en nuestras relaciones, en nuestras motivaciones y necesidades… Ante una nueva situación, es necesario un nuevo enfoque. Si quieres resultados  diferentes es necesario que tus acciones sean distintas…

El coaching te ofrece la posibilidad de desarrollar la mejor versión de ti mismo:

    • identificarás de forma clara y concreta los objetivos realmente importantes para ti.
    • potenciarás tus capacidades y superarás tus limitaciones.
    • mejorarás tus relaciones: contigo mismo y con los demás.
    • serás fiel a tus valores mostrándote como eres, no como crees que los demás esperan que seas.
    • aceptarás lo que no depende de ti, serás flexible y te adaptarás fácilmente a los cambios.
    • te convertirás en el líder de tu vida, decidirás por ti mismo y asumirás tus responsabilidades.
    • aprenderás de tus errores y vivirás un continuo proceso de aprendizaje y crecimiento.
    • gestionarás tus emociones, dejándolas transitar y descubriendo lo que te quieren mostrar.
    • cuidarás tus diálogos internos, enfocándolos en el ahora para disfrutar de cada momento.
    • conseguirás libertad, equilibrio, armonía, bienestar… y tu propósito de vida.

Estas características de tu mejor versión no son gratuitas: exigirán de ti actitud, perseverancia y esfuerzo, pero te conducirán al éxito. ¿Cuándo empezamos?

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Insiste, persiste, resiste y no desistas

«No es tiempo para la comodidad y facilidad. Es tiempo para atreverse y resistir.» Winston Churchill.

En esta época compleja cobran un especial sentido conceptos sobre los que ya he escrito en anteriores entradas: «No te rindas» y «10 tips para entrenar la resiliencia«. Insistir, persistir, resistir, no desistir… son algunas de las habilidades que te ayudan a navegar con solvencia en aguas revueltas.

Para poder poner en marcha todas estas habilidades hay algo imprescindible: tener motivos para hacerlo. A continuación podéis leer un poema, atribuido a Mario Benedetti, lleno de razones para insistir, persistir, resistir y no desistir.

NO TE RINDAS

No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso, continuar tus viajes, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños.

 Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque lo has querido y porque te quiero, porque existe el vino y el amor, es cierto, porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron, vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se ponga y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento.

Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Piensa en los cientos, miles de razones que tienes para no rendirte, para seguir adelante comprometido con tus sueños, para seguir trabajando por ellos.

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10 tips para entrenar la resiliencia

«Una vez que has elegido la esperanza, todo es posible.» Christopher Reeve.

La resiliencia es la capacidad de hacer frente a las situaciones complejas de nuestra vida, convirtiendo el dolor en energía para superarnos y salir fortalecidos. La aceptación, la esperanza, la adaptación, la actitud… son algunos de los nutrientes que pueden fortalecer este «músculo».

Te ofrezco 10 «tips» que te ayudarán a desarrollar esta virtud tan importante en una situación como la que actualmente vivimos.

    1. Distingue. Es importante que separes aquello que tienes posibilidades de cambiar de lo que no está en tu mano transformar. No desperdicies fuerzas en preguntarte ¿por qué?, pon el foco en aquello sobre lo que sí tienes capacidad de acción, y comprométete con ello. Pregúntate ¿pára qué puede servirme esta situación?
    2. Sé consciente. Todos tenemos capacidades y limitaciones, y es importante que sepas cuáles son ambas. El autoconocimiento te otorga el poder de diseñar tus retos no sólo contando con tus deseos y necesidades, sino también con tus recursos.
    3. Confía. Ten la seguridad de que posees todo lo necesario para conseguir tus objetivos. Ten fe en las personas que te rodean y en que se pondrán a tu lado para darte la energía que necesites. Piensa en que todo pasa, nada es eterno, la duración de cualquier situación siempre es limitada.
    4. Aprende. Las dificultades te ofrecen la oportunidad de transformarte, de crecer y desarrollarte. Busca el aprendizaje que puedes obtener. Piensa en la persona en la que te vas a convertir y en todo lo que podrás «hacer» desde este nuevo «ser».
    5. Sé positivo. Que no está reñido con ser realista. Ser objetivo te permite distinguir los aspectos positivos y negativos de cualquier situación, para centrarte en los primeros y disfrutar del «viaje» hacia tu meta.
    6. Suelta el control. No es posible controlar todos los aspectos de tu vida, e intentarlo sólo te puede conducir a la frustración y la desesperanza. Aprende a convivir con la incertidumbre y a gestionar tus emociones: si no puedes cambiar la situación, cambia tu forma de vivirla.
    7. Sé flexible. Mantén una actitud abierta ante los cambios, atrévete a experimentar, aprender y crecer ante las nuevas circunstancias. Aunque tengas claro lo que deseas, lo cual es muy importante, adapta tu planes y tus retos si es necesario.
    8. Persiste. La perseverancia es un árbol de raíces amargas, pero de frutos muy dulces. Mantente firme ante tu propósito, no te rindas y pon toda tu capacidad de esfuerzo, una y otra vez, en favor de tus objetivos. Como decía Napoleón… «el éxito no reside en vencer siempre, sino en no desanimarse nunca».
    9. Cuida tus compañías. Acércate a la gente que suma y aléjate de la que resta. Las personas positivas nos impulsan y crean a nuestro alrededor las condiciones necesarias para motivarnos. No dudes en pedir la ayuda que necesites, siempre estarán dispuestos a dártela.
    10. Ten buen humor. Ríete de ti mismo y también de las situaciones adversas, te ayudará a tomar distancia y quitarles peso. La risa te permite vivir las dificultades desde emociones  que posibilitan, inspiran y descargan tensión. El buen humor alejará de ti el estrés, el sufrimiento y el conflicto.

Incorpora estos ingredientes a tu vida y tu resiliencia crecerá de tal forma que serás capaz de gestionar adecuadamente cualquier situación complicada.

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No te rindas

«No puedes controlar todas las situaciones de tu vida, pero sí puedes controlar tus actitudes hacia esas situaciones.» Zig Ziglar.

La pasada semana, en una charla sobre resiliencia, organizada por la Escuela Europea de Coaching, Sofía Taouqi nos recordó una antigua leyenda a la que podemos acudir cuando tengamos la tentación de tirar la toalla. La reproduzco a continuación para aquellos que no tuvisteis la oportunidad de escucharla.

El Helecho y el Bambú

En una época en la que pasaba una mala racha, decidí un día darme por vencido… renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida. Fui al bosque para hablar con un anciano que decían era muy sabio.

-¿Podría darme una buena razón para no darme por vencido? Le pregunté.

-Mira a tu alrededor. Me respondió. ¿Ves el helecho y el bambú?

-Sí, respondí.

-Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú. Sin embargo no renuncié al bambú.

-En el segundo año el helecho creció más brillante y abundante, y nuevamente nada creció de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú. 

-En el tercer año, aún nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.

-En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú. Pero no renuncié al bambú.

-En el quinto año un pequeño brote de bambú se asomó en la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante.

-El sexto año, el bambú creció más de 20 metros de altura. Se había pasado cinco años echando raíces que lo sostuvieran. Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron lo que necesitaba para sobrevivir.

-¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando, realmente has estado echando raíces? Me dijo el anciano y continuó…

-El bambú tiene un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos son necesarios y hacen del bosque un lugar hermoso.

-Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida, me dijo el anciano y continuó…

-La felicidad te mantiene dulce. Los intentos te mantienen fuerte. Las penas te mantienen humano. Las caídas te mantienen humilde. El éxito te mantiene brillante…

Algunas veces sentimos la tentación de tirar la toalla, nos sentimos cansados de tanto esfuerzo sin ver los resultados del mismo. Si no consigues lo que deseas a pesar de trabajar por ello, no desesperes ni renuncies… posiblemente sólo estés echando raíces… las raíces que necesitas para sostener tus retos.

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Comunicación no violenta, un lenguaje de vida

«Mi experiencia me ha enseñado que es posible resolver casi cualquier conflicto de una manera que satisfaga a todos». Marshall Rosenberg.

¿Has experimentado en alguna ocasión la sensación de que una relación se ha resentido por una comunicación inadecuada? Malentendidos, frustración, distanciamiento, desconfianza… El lenguaje es la principal herramienta que usamos para interactuar tanto con los demás como con nosotros mismos, y determina, de forma importante, el resultado de nuestras relaciones.

Como seres sociales, necesitamos relacionarnos con los demás para crecer, aprender, ayudarnos, darnos afecto, sentirnos parte de algo… Intercambiamos información, expresamos ideas, y compartimos sentimientos. La calidad del tiempo que pasamos con los demás depende de cómo realizamos este intercambio a través de nuestra comunicación, al hablar y también al escuchar.

La mayoría de nosotros hemos crecido en un mundo que, a veces, nos empuja a juzgar, a etiquetar, a culpar y a exigir. Desde estos parámetros nuestro lenguaje y nuestra escucha se vuelven egoístas, acusadores, competitivos y violentos. Ésta es una comunicación que aleja, que separa.

Marshall Rosenberg nos propone en su libro «La Comunicación NoViolenta» un enfoque del lenguaje que excluya los juicios, el pensamiento nosotros-contra-ellos y nuestra interpretación parcial de los hechos. Una forma de comunicarnos que nos confiere una nueva identidad desde la que observamos los sentimientos y las necesidades del otro, desde la que aceptamos su realidad y conectamos.

La CNV (comunicación no-violenta), expande nuestra consciencia y nos conduce a dar desde la compasión, escuchando nuestras necesidades más profundas y las de los demás, consiguiendo relaciones que enriquecen y una conexión firme con los demás y con nosotros mismos.

Este libro no sólo nos enseña una técnica de comunicación, nos permite aprender a transformar nuestros pensamientos para mejorar nuestras relaciones, para ser compasivos, para gestionar nuestras emociones, para alejarnos de las críticas y los juicios, y para encontrar puntos comunes que nos distancien del conflicto y nos acerquen a la paz.

Un libro del que se han vendido más de un millón de ejemplares, traducido a más de 30 idiomas diferentes, utilizado por negociadores, mediadores, líderes, coaches, psicólogos, profesores, padres… y que no puede faltar en la biblioteca de cualquiera que busque una vida plena y en armonía.

Puede encontrar «Comunicación NoViolenta. Un lenguaje de vida» de Marshall B. Rosenberg en:

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Coraje

«El coraje no es la ausencia de miedo, sino el juicio de que algo es más importante que el miedo». Ambrose Redmoon.

coraje

Cuando le damos más importancia a nuestras metas que a las dificultades que encontramos al trabajar por ellas, estamos ejercitando una virtud, el coraje, que facilita e impulsa nuestro desarrollo personal. El coraje no consiste en no tener miedo,  sino en afrontar la realidad gestionando el miedo.

La RAE define el coraje como «impetuosa decisión y esfuerzo del ánimo, valor». La primera parte de esta definición hace referencia a la determinación («decisión») con la que realizamos algo aplicando nuestra fuerza interior («impetuosa»)… Es una virtud generada por nuestro deseo de actuar… cuanto más ferviente sea, mayor será nuestro coraje, nuestro valor para afrontar el reto.

Cuando salimos de nuestra zona de confort, la incertidumbre y las dificultades de enfrentarnos a algo nuevo pueden provocarnos miedo, temor a lo desconocido, al fracaso… Es un miedo que sólo está en nuestros pensamientos, estamos imaginando una experiencia que no hemos vivido y que, en la mayoría de las ocasiones, será diferente a como la pensamos. Cuando enfrentamos nuestros miedos, los hacemos tan pequeños que dejan de ser una barrera.

Coraje es tener la firme convicción de que merece la pena el esfuerzo. Es tener la voluntad de hacerlo permitiendo a nuestros miedos que nos indiquen dónde está el peligro y qué necesitamos para enfrentarlo sin que nos detenga. El «esfuerzo del ánimo» al que hace referencia la segunda parte de la definición de la RAE.

Recuerda la última ocasión en la que tuviste coraje… para qué lo utilizaste?, cuál fue el poderoso deseo que te impulsó a enfrentar tus miedos? cómo te sentiste? qué lograste?… Si fuiste capaz entonces, no hay nada que te impida volver a hacerlo.

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Por qué comes como comes

«Comer es una necesidad, pero comer de forma inteligente es un arte» Duque de La Rochefoucauld.

Comes como comes

Cuántas veces nuestros pensamientos giran entorno a nuestra forma de comer? Victoria Lozada, dietista-nutricionista, y Carlos Moratilla, psicólogo sanitario y terapeuta, analizan en su libro los diferentes factores que influyen a la hora de mantener una relación saludable con la alimentación.

En muchas ocasiones comemos mucho más de lo que nuestro cuerpo necesita, en otras menos. A veces, nos alimentamos con nutrientes que no son necesarios y olvidamos alimentos imprescindibles. Comemos para olvidar, comemos para celebrar, comemos por ansiedad, comemos por euforia, comemos por rutina…

Nuestra relación con la alimentación está ligada no sólo a nuestra biología, sino también a nuestro estado de ánimo, a nuestra educación, a nuestra cultura y a nuestro estilo de vida. Factores no sólo nutricionales sino también psicológicos. Victoria y Carlos nos aportan en su libro soluciones sencillas a problemas complejos para que tomemos las riendas en este área cotidiano de nuestras vidas.

Su estudio está basado en la experiencia de un trabajo multidisciplinar, la psiconutrición. Pero no para darnos dietas o recetas milagrosas, sino para hacernos comprender qué nos empuja a comer más o menos de la cuenta, olvidando el carácter nutricional de la alimentación y buscando escapar de emociones con las que no nos sentimos cómodos.

El contexto en el que nos alimentamos, el comer emocional, la obesidad, los atracones, las dietas que fracasan, el perfeccionismo, la rigidez, el autocontrol y la flexibilidad, son los conceptos que exploran los autores para mostrarnos como mejorar nuestra relación con la comida.

Si alguna vez pasas por momentos en los que no «te llevas bien» con tu alimentación, en este libro puedes descubrir fórmulas que te ayudan a gestionar mejor esta situación.

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